Noviembre... Mes de los santos

SANTIDAD CRISTIANA

La tradición ha recogido en esta palabra lo más valioso de la experiencia cristiana. Cuando el cristiano deja a su espíritu idear libremente una existencia llena de adoración, de servicio y de autenticidad personal, piensa en términos de santidad.

En la santidad culmina el encuentro entre Cristo, Iglesia, hombre, mundo. 

La santidad ha sufrido cambios en el modo de realizarse y sobre todo en la imagen que de ella se han hecho los creyentes. 

En el Concilio Vaticano II, vuelve a ser eje de toda la reflexión y del dinamismo espirituales. Ha recuperado sus dimensiones propias.

Desde el misterio de Dios es como mejor se define, santidad es: Ser de Dios, manifestación de Dios, don divino a la Iglesia, transformación íntima de la persona creyente. La salvación se desarrolla en un clima de santidad; personas, obras, medios, todo lleva ese rasgo distintivo de su pertenencia al Dios. Es santo todo aquello que Dios toca o a Él conduce.

SANTIDAD ES: La obra del Espíritu Santo en la Iglesia, en virtud de la cual el hombre, en todas las dimensiones de su existencia, se renueva y se hace reflejo e instrumento dócil de la Voluntad Divina para su obra de salvación en el mundo.

La santidad es un don personal de Dios, comunicación permanente de Dios que se hace vida del hombre y respuesta del hombre que ama a Dios y quiere serle grato con su pensamiento y con sus obras

Santidad es fidelidad a la Iglesia santa, conformidad a la imagen de Cristo que se forma en cada cristiano, y por ahí ser reflejos de santidad del Padre, que para eso hizo el hombre a imagen y semejanza suya. Los santos son la gloria de la Santísima Trinidad.


La Santidad es obra de Dios pero El no se impone. Requiere la respuesta libre del hombre. Quien ama a Dios desea responderle con todo el corazón, se esfuerza y persevera con la ayuda de la gracia para vencer el mal.

Asi lo han hecho los santos y por eso su vida, conforme a la voluntad de Dios, es hoy ejemplo para nosotros.